16/12/08

SOMERS TOWN: empezando a vivir

La hermana menor de la reciente THIS IS ENGLAND (2007) formaría con ésta un discreto díptico sobre la zambullida en la madurez de un adolescente en la Inglaterra suburbial y proletaria. Igual que su precedente, esta obra de pequeña factura logra seducir desde la anécdota, sin alzar la voz del discurso que otras veces ha impregnado los retazos de un marco social de fértil cultivo en el cine británico. Pienso en toda una tradición de obras artesanales encargadas de plantarnos la cara menos plácida del capitalismo, perfilando con lenguaje directo y sin ornamentos la odisea diaria de los desheredados del sistema, su vis a vis con el infortunio. Shane Meadows recupera los grises contornos del extrarradio y nos regala una fábula de amistad y mutuo aprendizaje entre dos chicos que empiezan a morder la vida, a vislumbrarla con una mirada cada vez menos ingenua.

La sensación de déja vu invade al espectador de este cuento escueto, claro, anclado en universos tangibles y amables. No es el riesgo la condición que impregna un núcleo dramático heredero sin tapujos de coordenadas argumentales y soluciones visuales propias de ese cine europeo de autor que en los años 60 se fraguaba como espejo de una lucha diaria por mantenerse a flote. Filma Meadows lejos de florituras, esos pedazos de existencia conforman un dibujo ajeno a imposturas, como lo hicieran los cineastas de la prestigiada nouvelle vague francesa. Nueva muestra la suya de cine-ojo, retrato fiel de encrucijadas vitales y un común despertar a la cruda realidad. Alejado del maniqueo -aunque loable- tono panfletario de su compatriota Ken Loach, Meadows pega sus brochazos evitando enjuiciar a sus criaturas y dejando fuir el curso de las acciones, sin dejarnos apenas el hueco a la reflexión. Es una obra menor, consciente de sus dimensiones en todo momento. Pero también de unas limitaciones adivinadas tras los visillos del relato. Se antoja pobre el lenguaje empleado para testimoniar la errante rutina de estos dos refugiados, el uno por definición, por búsqueda de nuevos estímulos el otro. Pero se ajustaría esta parquedad de estilo al propósito documental que late en el fondo, asomada a cada tramo hasta el poético final del relato.

Es precisamente este cierre a color el que contrasta con el resto del metraje, gracias a un viraje fotográfico que hace inexplicable el uso de un postizo blanco y negro para el resto de la obra. No se entiende más que como inductor del aire de lirismo con que atenuar las a veces dolorosas estampas del fracaso y la soledad. Opción discutible aunque sin duda válida a la hora de ganarse la emoción del respetable, que -de sobra se sabe- encuentra mayores flecos de identificación cuando le hablan de marginalidad, adolescencia y todo ese manojo de sueños por cumplir, casi siempre mutilados. Las trazas de lo naif recubren así un conjunto agradable, convenientemente punteado de diálogos frescos y un humor bajo el que no deja de latir el sombrío rostro del presente, los dientes afilados del desarraigo familiar, la suerte de toda una generación de inmigrantes en un país en continuo lavado de cara.

Ya sorprendió en aquel título Thomas Turgoose a golpes de frescura y un acento imposible, delicioso. Aquí repite jugada y borda al gamberro indomable y romántico, enamorado, explorador de recodos urbanos, molido a palos y, a la postre, superviviente junto a su noble compañero. Dos piezas aún desencajadas en la rueda del mundo, tan sólo restan los pequeños placeres de la vida que empieza, la ilusión de un beso femenino, una borrachera juntos, un viaje a París.

2 comentarios:

Redrum dijo...

This is England tenía magia, y el protagonista tablas, así que ésta toca verla sí o si.

Eso sí, habrá que ver a Meadows fuera de este tipo de historias de suburbio y adolescentes.

¡1 saludo!

Anónimo dijo...

Tienes razón, Nico, tendremos que comprobarlo, aunque al parecer este pequeño fleco de THIS IS ENGLAND es una obra de encargo. Espero que explore otras temáticas, como hizo Mike Leigh en EL SECRETO DE VERA DRAKE. Otros, sin embargo, siguen en sus trece y no hay quien los mueva (Loach)...

Un saludo!!!