29/1/09

LA DUDA: mucha culpa y poco cine

Las imágenes del documental LÍBRANOS DEL MAL (Amy Berg, 2006) nos descubrían uno de los más sangrantes casos de pederastia ocultados por la cúpula de la iglesia católica. El padre O´Grady, todo sinceridad, confesaba a cámara los siniestros impulsos que le condujeron al destierro -tardío, eso sí- de sus labores pastorales tras engordar un penoso historial de infancias mutiladas. Había poca carnaza sensacionalista y mucho de análisis agudo de la mezquindad humana, tal vez más reveladora al gozar del amparo de las altas instancias eclesiásticas. LA DUDA viene a ficcionar esa realidad grotesca, desgraciadamente presente en el seno de sociedades que se quieren cuna de progreso y civilización. Si bien no dejará poso como obra cinematográfica, es de suponer que alentará el debate en torno a los endebles pilares de moralidad que sustentan la presencia de la iglesia en la vida pública.
Pero el cine es, debe ser algo más que un adoquinado reflexivo sobre el que desplegar argumentos espinosos de consumo asegurado. Se adivina el fondo turbador del dibujo de O´Grady también en el film de John Patrick Shanley, quien adapta su propia pieza teatral apoyado en dos criaturas leoninas llamadas Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman. La diferencia de bulto -hay otras menos visibles- está en los modos que éste elige para escenificar la culpa, motor de un relato cuyo esqueleto no encuentra acomodo visual a su altura. Enunciar hechos condenables desde posturas objetivas revela una valentía siempre útil para airearlos y, llegado el caso, exigir responsabilidades, honrar a las víctimas, cuestionar los márgenes éticos y legales tras los que acorazarse. Otra cosa es la habilidad artística con la que hacer discurrir el material, próximo a lo escandaloso, pegado a ese límite borroso entre la crítica y el morbo.

El director apuesta por la mesura y la contención, y centra en los diálogos -con toda su simbología, su oratoria moralizante, sus retazos irónicos- el tibio repaso al rígido conservadurismo norteamericano de los 50. Ambas decisiones, las de fondo y las relativas al embalaje, logran aprisionar el resultado y lo convierten en un ejercicio de teatro filmado, apático, deslucido, tan sobrio y aséptico que la mediocridad termina por invadirlo. Hoffman y Streep alzan cuellos y enfrentan hábitos y verborrea, secundados por una espléndida Amy Adams. Desvela el trío no sólo la mecánica estructura dramática, hecha de sucesivos vis a vis que tal vez fueran más eficaces sobre las tablas. También sirve su talento para colar en taquilla un producto de rango televisivo, incapaz de transmitir el mínimo escalofrío que podría adivinarse vistas las intenciones y el juego cómplice de las estrellas implicadas. Son ellas las que, con vaselina, esquivando hurgar en lo escabroso, salvan del peor de los naufragios al último -no muy memorable- acicate para las conciencias. Las que visten de sotana y en sacristía sus bajezas dignas de confesión.

5 comentarios:

Angel "Verbal" Kint dijo...

Disiento muchísimo...a mi me parece una maravilla...un duelo interpretaivo de altura y una película con unos diálogos que estremecen!!!

saludos

Mister Lombreeze dijo...

MMM, también disiento.
Además de las cualidades interpretativas manifiestas de todos los actores, creo que es un ejemplo de cómo sí adaptar una obra de teatro al cine.
Me encantó la peli, y la lucha de la hermana Aloysius por demostrar lo que su instinto le dice, y de hacerlo contra viento y marea y contra el machismo de su Iglesia y su época, me parece lo mejor de la peli.
Me recuerda a "Sed de mal" y los métodos de Quinlan.

Cat Cabot dijo...

Pendiente entre otras, me llamó la atención desde un principio.

Aún tengo que verla, pero me as dado una imagen bastante diferente de la que tenía.

Pasaré luego a comentar, una vez que la aya visto.

Emilio Calvo de Mora dijo...

De verbo no siempre vive el cine, el bueno, al menos. Adolece de una más ambiciosa intención y queda todo, ya lo sabes, en un adictivo, si bien breve, tal vez para lo que se plantea, suficiente, duelo interpretativo. Eso vi. Buenas noches, amigo.

Redrum dijo...

Tomás, totalmente de acuerdo contigo. Grandes interpretaciones, una historia interesante, etc. Pero de cine más bien poco.

Nos sirven todo en bandeja para darnos un final postizo, donde la certeza, experiencia, corrección y moralidad de la hermana Aloysius se va al garete. ¿Por qué? Porque apenas hay nada que contar...

¡1 saludo!