2/2/09

VALKIRIA: mirando hacia atrás sin ira

Una buena cosecha de temporada admite variaciones en un mismo género a fin de ganarse parroquia y cifras golosas. El que escarba en los horrores del nazismo vuelve a relucir, como vienen demostrando los últimos y simultáneos pellizcos a la cartelera del 2009. VALKIRIA no es cine de condena moral a un período siniestro del orden mundial. No se pertrecha de ánimo documental ni hurga en las heridas para revelar los motores de la mayor infamia del siglo (el pasado, éste ya cuenta otras). Ni se barrunta el hocico de un cine histórico en su sentido revisionista del pasado, lo que casi siempre equivale a hacer balance triste del perfil menos honroso del ser humano. Tampoco se advierte un mínimo aliento lírico en el dibujo de la ignominia, en el cincelado artístico de asuntos con fila reservada en la memoria.

Porque lo nuevo de Bryan Singer no engaña a base de argucias para vestirse de falsa gravedad. VALKIRIA ofrece a cada momento lo que está dispuesta a dar, espectáculo mayestático, contundente, tan rocoso como inútil. Entiendo por utilidad el impulso por humanizar arquetipos, por cimentar la historieta de mártires de causas nobles con auténtica nobleza. Este regreso al entorno hitleriano -hechos reales, apunta el marketing- se revela ejemplo mecánico, impersonal, pura rutina de lo que un gran estudio entiende por cine comercial. Singer se escuda en un personaje que pudo cambiar el rumbo del mundo liquidando al mayor lunático que ha sujetado sus riendas. Ahí termina el peregrino interés que despierta su nueva pieza de alto horno industrial. Es lamentable comprobar cómo ni la más verosímil conjetura es aprovechada por el firmante de SOSPECHOSOS HABITUALES (1995) para edificar una obra descontaminada de instintos taquilleros, a la vista de sus últimos blockbusters megaestelares.

Desechada la vocación reflexiva, poco puede arañarse en un conjunto firme pero carente de alma, seguro en un despliegue de medios que no logra seducir. Singer conduce con brío sobre un adoquinado narrativo sin fisuras, pero también sin matices jugosos: no da tiempo ni se pretende ahondar en personajes. Cuentan, como mandan los cánones del cine de acción, el gancho del relato, el diseño de la intriga, la estudiada rotundidad de las secuencias. Y el rostro de un Tom Cruise tan falto de matices como casi siempre, posiblemente el actor menos dotado de su generación y el que más garantías de éxito ofrece a los productores. Todos los elementos quedan ensamblados al milímetro para hacer funcionar la maquinaria de confabulaciones llena de grandes nombres, de despachos cocinando decisiones, de fechas y figuras esenciales para navegar por la trama hasta un final previsible aunque eficaz. La película servirá para estimular la voracidad palomitera del público más tolerante, ése que no se cuestiona si lo que está consumiendo aporta nuevos ángulos artísticos o queda adocenado a base de fórmulas, esquemas y demás corpiños. El sector cinéfilo de la platea recordará con nostalgia las sobrias piezas con que el cine europeo nos suele obsequiar -EL HUNDIMIENTO (Oliver Hirschbiegel, 2004), EL LIBRO NEGRO (Paul Verhoeven, 2005), LA VIDA DE LOS OTROS (Florian Henckel-Donnersmarck, 2006)-, tal vez menos hinchadas de presupuestos, pero claramente superiores como mordiscos a un tiempo de derrota moral que aún sigue levantando ampollas.

4 comentarios:

Jesús Cortés dijo...

Básicamente estoy de acuerdo con lo que dices. Lo peor es que el film miente o dice medias verdades. El coronel von Stauffenberg no puede ser Ethan Hunt por mucho que se empeñe Cruise. Había que haber hablado de sus verdaderos motivos, de su familia, de su participación en la campaña de Rusia... pero no interesa plantear la película en términos históricos, porque eso incomoda al público. ¿Cómo vas a pretender que alguien reflexione sobre algo que nunca le ha interesado?.
Siempre hay que hacerse la misma pregunta cuando se ven estos films: ¿Cómo lo hubiese rodado Rossellini?

Emilio Calvo de Mora dijo...

Asiento, comprendo, comparto: Valkiria es cine enciclopédico, limpio de aristas incómodas, que discurre con absoluto desparpajo visual, que no retrocede ni cansa, pero no impresiona, no se deja contaminar de suspense porque (soy muy pesado en esto) parte de un presupuesto irrevocable que consiste en ya saber de antemano los mimbres de los que partimos, la Historia, con mayúscula, y a la que nada hace la ficción por manipular. Qué buena tu crítica, amigo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Limpia, rozando la asepsia, pero entretenida, abrumadoramente amena, capaz de conducirnos (sin suspense) por todo el suspense posible...



Hoy tengo yo que darle, oh my friend, los agasajos verbales que usted de cuando en cuando tiene para conmigo. Obliga la prosa. Y ahí andamos. Abrazos.

Anónimo dijo...

Buena crítica. Sobre el protagonista hay un libro excelente: "Los Generales de Hitler" de Sönke Neitzel con prólogo de Ian Kershaw, el cual a su vez es posible que haya escrito la mejor biografía sobre "el cabo de Bohemia". Bueno, en el libro anteriormente citado, son las conversaciones secretas entre los altos oficiales alemanes, prisioneros de los ingleses y grabadas sin que los alemanes lo sospecharan. En fin, Von Stauffenberg era conocido por muchos de ellos. No sólo por un muy eficaz Jefe de Estado Mayor, sino por ser un virtuoso, culto, amante de la poesía y la música. Sobretodo destacaba su porte - era aristócrata - y su eficiencia. Por lo tanto hasta la personalidad que intenta darle el Sr Cruise es ínfima con la personalidad del personaje real. Sobre ese episodio histórico lo refleja muy bien "La Noche de los Generales" y "Rommel el Zorro del Desierto". Es decir, Stauffenberg muy por encima de lo que Tom Cruise llega a reflejar.