No todo el mundo puede ser Fernando León de Aranoa. Me refiero a su óptica como cineasta, al talento para hablar de gente humilde en términos casi épicos. El firmante de BARRIO (1998), LOS LUNES AL SOL (2002) o la inferior PRINCESAS (2005) se subió hace años al pedestal de últimos cirujanos de nuestra realidad cambiante y poliédrica, aunque sin colgarse medallas ni esperar vítores. La humildad es lo que el madrileño ha cultivado desde su brillante debut (FAMILIA, 1995), y es lo que comentarios, apariciones públicas y actitud personal y artística revelan. Lo menciono por ser el con mayor astucia abona la parcela social en la titubeante producción patria, también alimentada por Icíar Bollaín -TE DOY MIS OJOS (2003)- y una nueva hornada que entrega sus tímidos pedazos de vida a modo de discursos honestos, tramados sin trampas y un común escarnio publicitario -15 DÍAS CONTIGO (Jesús Ponce, 2005), NEVANDO VOY (Maitena Muruzábal/Candela Figueira, 2007)-.Ángeles González-Sinde se escuda en la España currante, madrugadora y esclava de horarios relatada por Lindo, en todos esos héroes que a diario levantan el país
aunque el aire gélido les agriete el alma. El dueto femenino sirve para corporeizar un idéntico miedo a la soledad vital que las impulsa a una amistad de roce casi lésbico, en lo que parece un cruce de destinos imprevisto -como lo son todos-. Fácil es suponer que todo lo que sigue al encuentro conduce a un -éste sí- previsible proceso de mutuo descubrimiento, la superación de esos íntimos miedos y la lucha común por capear los envites de la vida perra. En el proceso también logran afrontar los fantasmas del pasado, bien sea el recuerdo de una infancia mutilada por la droga y la precoz madurez, bien las cargas familiares de un presente sin escapatoria. El contrapunto lo pone el vértice masculino del relato, tal vez más estereotipado o de perfil más desdibujado, aunque sea evidente su relevancia dramática para el desenlace de la historia.
1 comentario:
No siendo amigo del cine español como lo soy, pongamos por caso, del cine de la rko, qué mala leche tengo, me temo que necesito mucho ardor hispano o mucha evidencia de calidad para entrar en una peli de aquí. No me puedo justicicar. Ni falta que hace. Me gustan las pelis sin países detrás. Da igual que sean húngaras o turcas o de Cuenca, pero si hacemos un inventario de films españoles que me han suscitado algún tipo de asombro, de felicidad, no pasan de 20. Hay más cine inglés que me encandila. La Ealing, qué gusto. No obstante, tengo ganas de ésta. La reseña es, como sueles, redonda. Buena escritura, my friend.
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