24/7/08

A SOAP (ENJABONADO): rar@s vecin@s

La sombra del movimiento Dogma es bastante más prolongada de lo que cabría esperar. Y eso teniendo en cuenta la escasa presencia de este lenguaje cinematográfico en los últimos años, al menos en lo que a estrenos comerciales se refiere. Los puntuales picotazos de Lars von Trier o Thomas Vinterberg -y algún otro experimento más allá de la frontera danesa-, quedan como claras pruebas de un impulso que acabó secándose, una moda que albergó entusiastas acólitos y críticos acérrimos por igual. Nadie negará que lo que puede entenderse como una radical relectura del oficio creativo ofrecía una estimulante manera de captar paisajes humanos reconocibles y los hacía aún más físicos, precisamente por añadir un estricto código narrativo en las antípodas del cuerpo de convenciones que atontaba nuestra mirada.

Pernille Fischer Christensen, triunfadora en la última Berlinale, no se ajusta del todo al corsé formal impuesto por la corriente europea, pero se acerca a su manera de captar personajes cotidianos, sus relaciones y evolución dentro del drama. A SOAP le abre camino en el mercado desde un poco ortodoxo concepto de la amistad entre dos extraños, marcándose un acercamiento a materia tan peliaguda como es la transexualidad con el rechazo explícito de la polémica, siempre dispuesta a enturbiar los más dignos puntos de partida. Junto al tema elegido, el film opta por disponer su material con peculiar sentido del naturalismo que los adalides del movimiento cultivaron en sus seminales obras. Digo peculiar porque el rigor dogmático se rebaja a base de música externa a la propia escena, pero esta vez como parte de la escena misma. Bien sabemos que es una de las bases del reglamento estético que a rajatabla siguieron piezas como ROMPIENDO LAS OLAS (Lars von Trier, 1996) o CELEBRACIÓN (Thomas Vinterberg, 1998), y que Fischer Christensen se permite violar con el fin de granjearse mayor espectro de público sin perder la aureola de prestigio que nunca se deja de contemplar.

Podría etiquetarse la apuesta como tragicomedia urbana con aspiraciones de fábula moderna, muy moderna, sobre dos almas solitarias cuyos caminos convergen en la más inesperada de las situaciones. La historia no perfila otra cosa que una amistad insólita, a la postre pletórica de sinceridad y mutua liberación, que es más o menos lo que tantos guiones nos han servido en bandejas de diverso calibre. Sobrevuela en el relato el concepto de infelicidad, o más bien la búsqueda de una senda por la que ir hallando retazos de una vida estable, a la medida de los íntimos deseos y esperanzas. Sus personajes -no tan marginales como en principio se podría pensar- están sumidos en un abismo afectivo, el maltrecho puente sentimental hacia los demás pero también hacia uno mismo. Es el motivo por el que su común entrega responde a una idéntica lucha por la identidad -sexual, amorosa- que permita encontrarse a gusto como seres autónomos, capaces de vivir sin el recuerdo de antiguas parejas, sin el asedio de madres sobreprotectoras.

La muestra de tanta soledad compartida, el encuentro de semejantes derivas vitales, la mezcla de patetismo y ternura hacen que el tono mustio gane la partida a las ocasionales salidas de hilaridad. El debut de la danesa es decididamente triste, y esparce su tristeza ayudándose de una narración en off solemne y falta de ironía, el marcaje casi demiúrgico con la que se abren los capítulos que jalonan la narración. Ya en DOGVILLE (Lars von Trier, 2003) se accedía a la fábula con parecidos bloques explicativos, impregnando de trágicos ecos el trayecto por zonas de bajeza moral de magnética atracción. Sin igualar las excelencias de aquélla, A SOAP (subtitulada como ENJABONADO en clara alusión a una escena) juega a alejarnos de la realidad que muestra y nos hace repensar la historia en los propios límites del artificio que esta decisión aporta. El deseo de apegarse a los protagonistas, a su dolor, a cada paso de su salida a flote se registra con una cámara inquieta, una textura próxima al vídeo digital que acentúa la verosimilitud, la noble intención de sortear los riesgos melodramáticos de la historia. Sin embargo el contraste con estas cortinillas con fondo musical hace explícito, tal vez redundante, el dilema que late bajo el extraño vínculo dibujado en el guión. Su repetida presencia termina por difuminar la pretendida poética que la realidad desnuda aportaría sin esfuerzo.

Pese a esta discutible decisión, el trazado de una amistad que deriva en amor sin tapujos se antoja valiente y genuino, rara avis no sólo en la industria danesa, también dentro de una tradición de cine social que envida con asuntos prestos a la controversia, pequeñas o grandes cuestiones de humano calado que la opinión pública aún se atreve a juzgar. El valor de esta obra irregular es el de dejarnos pensar, valorar o justificar bajo nuestro único criterio, apenas influidos por los filos de la emoción que gotea entre las secuencias, articuladas por Fischer Christensen con diáfana puesta en escena pero desigual sentido del ritmo. Es una lástima que los vaivenes en la definición de situaciones y personajes -bien acoplados a los rostros de Trine Dyrholm y David Dencik- impidan darle calor al retrato de tormentos y miedos, de angustias y frustraciones ajenos al cómodo discurso de normalización, pero también a la parodia preñada de tópicos que otras veces nos han endosado.

7 comentarios:

Emilio Calvo de Mora dijo...

El verano no me permite (casi nunca) ver cine. Es una cosa contradictoria, paradójica, pero real como la pereza que me atenaza los sentidos. Pereza que libero cuando se trata de ir a una tabernita de playa (ahí ando) y darme unas licencias en forma de birra y de platos de gambas. El cuerpo hay que darle gusto de vez en cuando. Sólo entro para desearte feliz verano, querido Tomás, y volveremos a leernos cuando vuelvan las oscuras golondrinas y todo eso. Abrazos.

Anónimo dijo...

Hola!!!

Soy administrador y moderador de una web de cine realizada en venezuela y que desde el mes de Febrero esta teniendo una buena acogida y bueno estamos buscando buenos criticos en la web para formar un staff de diversas índoles y opiniones, no será ningún tipo de compromiso ni nada por el estilo, solo preguntaba si te gustaría colaborar con algunas críticas para la página.

El enlace de la página es el siguiente:

www.zucine.com

Y puedes escribirme a zucine@gmail.com

Gracias de antemano.

Sesión discontinua dijo...

Buena disección del filme. Estuve a punto de entrar a verla, pero finalmente opté por "Margot y la boda". Te he contestado en mi blog...

Saludos cinéfalos...

Emilio Calvo de Mora dijo...

Agradecido por tus buenas palabras en mi página, amigo. Volvemos a la tarea escribiente después de unos días de desconexión digital. Analógicos, a la brecha: nos vemos por ahí, seguro.

Federico Casado Reina dijo...

A mi me decepcionó tanto que me he negado a hablar de ella. Me recuerda (en bastante peor) a "Hedwig and the Angry Inch". Y en cuanto al "Dogma", sinceramente creo que fue un timo que se inventó Lars Von Triers para no gastarse mucha pasta (en cuanto pudo volvió a los códigos cinmatográficos más "convencionales") y que realmente no le ha servido a otros muchos cineastas supuestamente "pioneros" en esto (salvo quizás a Susanne Bier).

Un abrazo.

www.federicocasado.com

J. F. dijo...

Hombre! Qué alegría encontrarte por aquí. Me pegunto si escribirás sobre Mamma Mia! A mi me ha encantado. Siento haberme ido tan abruptamente, tenía ganas de seguir debatiendo contigo.

A ver si nos vemos pronto en algún pase ¿no?

Un saludo

JAvi.

Anónimo dijo...

Hola, Javi. Yo encantado de seguir hablando de esta y otras pelis, a ver si coincidimos. También tienes blog? Molaría volver a verte, jeje.

Un saludo!