6/6/08

EL INCIDENTE: corred, corred, malditos

El cine del hindú M. Night Shyamalan sigue intentando obtener créditos desde que aquel niño resabiado y hermético nos confiara su tormentoso secreto en EL SEXTO SENTIDO (1999), su tercer largometraje convertido en el más rotundo sleeper de finales de siglo. El desprestigiado cine de terror resucitaba con un posmoderno cuento de fantasmas, definido por su elegante factura clásica y un impacto dramático que cuestionó la lógica del buen guionista. A partir del pelotazo, sus historias muestran las costuras de una misma baraja de obsesiones, rodadas con atmósfera y firmeza narrativa, aunque con desiguales resultados. EL PROTEGIDO (2000), SEÑALES (2002), EL BOSQUE (2004) y LA JOVEN DEL AGUA (2006) ofrecían tramas centradas en la vulnerable existencia humana frente a lo desconocido y el poder sugestivo del miedo, que se tornaba reflexión existencial o puro impulso poético. Bellas parábolas que algunos tildan de vacías, elegantes artefactos acusados de recubrir una insalvable mediocridad.

Por los motivos que sean, cada estreno de Shyamalan sigue concediéndole el beneficio de la duda ante la crítica. Niño mimado de la industria, visionario de un cine sugerente e hipnótico que con EL INCIDENTE echa por tierra los restos de alabanzas que quedaban. Su nueva obra es una impersonal, rutinaria y estereotipada historia de terror sobrenatural, si es que este digno género puede filtrarse en un relato sellado por la estulticia desde el primer plano. Es curioso y digno de lamento que ni siquiera encontremos el sentido atmosférico de sus anteriores títulos, la elocuente puesta en escena que introducía el matiz de lo espiritual en terrenos cotidianos -salvo la excelente EL BOSQUE, cuya premisa alejaba de entornos actuales y nos ubicaba en un espectral y metafórico enclave-.

Al contrario, el antes inquietante Manoj elige una base argumental que apesta a esquematismo y obviedad narrativa. Podríamos perdonar su culpa si desprendiera algún retazo de tributo a unos moldes clásicos dignificados por Don Siegel en LA INVASIÓN DE LOS LADRONES DE CUERPOS (1956), o Philip Kaufman en su soberbia revisión, LA INVASIÓN DE LOS ULTRACUERPOS (1978). Se podría haber salvado del descalabro si en verdad revelara el espíritu crítico y entusiasta de todo aquel cine cult que nutrió de invasiones alienígenas a la timorata audiencia yanqui de los 50. Pero no. Los tiempos cambian, McCarthy hace años que cría malvas, la especulación sobre complots contra las bondades de occidente no reclama lo naif para asustarnos. Shyamalan opina que sí, pero el prestigio que le avala hacía pensar en un tratamiento más sólido de un material cuando menos estimulante.

Descartado el homenaje, resta contemplar la parodia. Pero tampoco funciona en esta historia que no busca el chiste inteligente -aunque logre que nos riamos, de espanto, claro está- para hablar de la terrible toxina transportada vía aérea e inductora de suicidios en masa. Shyamalan se toma en serio su visión apocalíptica y pretende sentar poso científico y filosófico en diálogos tan infectados como los cerebros. No falta el héroe -el pétreo Mark Wahlberg-, liderando la cohorte familiar en la huida del inaprensible monstruo -puesto que esta vez se trata de una invasión de tintes ecológicos, a la postre un "algo" del que el grupo se aleja a marchas forzadas-. Tampoco escatima en personajes satélite que pasan sin dejar rastro -la enigmática señora de la casa protagoniza uno de las más intolerables concesiones a los tópicos del género, aunque a esas alturas ya todo vale- . Y no falta el epílogo complaciente -un punto spielbergiano-, ni el doble remache final con los chicos franceses, abierto a nuestra peregrina duda pero de una molesta facilidad. Sírvase el espectador del buffet libre de clichés de manual para soportar el trayecto hacia la salvación. Además, añada un lingotazo de textura rancia y ochentera, la misma que revestía emblemas catódicos como V (Kenneth Johnson, 1984). Acompañe de inanidad dramática, una dosis de tosquedad en el montaje y grandes chorros de énfasis musical. De postre, elijan cualquiera de sus absurdas y epidérmicas derivaciones reflexivas. Sólo si se aparcan los prejuicios -y parte de las neuronas- podrá gozarse esta insípida, acartonada, ingenua revisitación de viejos miedos a lo insondable, de la paranoia que asalta cuando aprieta el pánico y sólo cabe escapar.Parece una broma que hace tiempo su autor fuera capaz de transmitir muchísimo más con la sola mirada de un niño.

3 comentarios:

M. Jordan dijo...

Yo sí me trago el homenaje al cine "clásico" de terror y creo que Shyamalan ha dejado constancia con esta película de que lo suyo no son las grandes audiencias por mucho que se hayan empeñado en seguir vendiéndolo como el "director de El sexto sentido".

De todas formas, lo que no me ha quedado claro de tu crítica es lo del supuesto monstruo del que huyen y lo de "que vuelven a esgrimir el victimismo del pueblo americano frente a la amenaza". Creo que en contra de esto último Shyamalan lanza un dardo envenenado al resto del mundo cuando un conferenciante en la TV dice algo así: "como ha ocurrido aquí, muchos piensan que es un complot del gobierno". Casi parece que se ría de su conclusión de "El bosque" convirtiendo así el problema que presenta "El incidente" en un tema global que afecta a todo el mundo, y no lo digo por el inciso final en Francia(¿tampoco eso es un claro ejemplo de homenaje a cierto cine de zombies y demás? Hablamos de géneros, claro que tienen lugares comunes sino hablaríamos de otra cosa!) sino porque obviamente el mensajito ecologista nos concierne a todos más allá de que la trama de "El incidente" ocurra en USA. Hele pues que dudo mucho que esta película (como el resto del director a excepción de las dos últimas) no habla de la nacionalidad sino de la globalidad del ser humano como especie.

Aunque claro está, es sólo mi interpretación ;)

Patri dijo...

Vaya repaso le has dado a la peli de Shyamalan jeje, bueno, a mi no me ha parecido tan mala. Soy una ferviente admiradora de este director y creo que se le infravalora porque se espera que cada nueva película suya sea un nuevo Sexto Sentido.
Aún así, creo que fue mejor su anterior obra "Lady In The Water", aunque también se llevó su ración de críticas negativas.

Anónimo dijo...

Pues sí te habías cebado con la peli, desde luego... y lo merece. Es una de esas ocasiones en las que te resulta imposible comprender qué le han visto otras personas.